sábado, 13 de abril de 2024

PEQUEÑAS CANCIONES AMBULANTES.

 







Son las 8.11 de la mañana de un Domingo cualquiera. Laura duerme con la tv encendida sin volumen imagino que llegaría de currar sobre las dos y sería imposible entrar en un cuarto lleno de ronquidos exacerbados. La doy un beso en la frente y la dejo que sueñe, que siga perforando cualquier aventura en fase REM. Meo y busco a la gata en la oscuridad. Pasa de mí como siempre pero eso no es nada nuevo. Detenido el libro que iba a servir de arranque para mi primer ensayo o algo parecido a una novela pienso en que algún día tendré que devolverlo a la vida "trata de arrancarlo, Charly". Me cuelgo el “San Benito” de saber distinguir decadencia y miedo. De salir a regalarse cargado de altruismo o encerrarme todo el finde entre mis cosas. Estirar el chicle siendo artista es de las cosas que más temo en esta vida. Despojarme de lo que soy y ponerme una máscara de lo que no, simplemente me aterra. Por eso juego entre dos pasajes ambiguos. El que se quiere quedar y el que siempre está huyendo. A mi edad, los viejos amigos salen una vez al mes y las otras tres semanas cuidan de sus hijos, amontonan facturas, se hacen una paja a la hora de la siesta o equilibran su vida entre cursos de cocina y almuerzos al sol de su barrio. Yo salgo tres findes al mes y descanso uno, no somos lo mismo. Pero este finde he vuelto a conseguir quedarme en casa con mis cositas, grabar una canción con el Fuck1, comerme alguna película de sesión de tarde. Me pongo una playlist de ese spoty que he dejado de pagar y aleatoriamente me saltan esos temas que me acompañan en las noches de vigilia. A veces quiero escuchar canciones que me pongan triste. Es un bucle intermitente que va un poco con mi personalidad. No me creo la felicidad completa. Es todo mentira. Soy de esos tipos que necesitan bailar en el alambre, en la melancolía y la nostalgia de que cualquier tiempo pasado fue mejor. En twitter el ambiente sigue tóxico. Cuatrocientos amargados disparando a todo lo que se mueve mientras yo eyaculo en tiempo real el penúltimo ciego SIEMPRE EN MAYÚSCULAS y un tío con cara de baboso integral se pregunta por qué no lo quieren ni los taxis. Quien no cuestiona la labor de los bomberos en el incendio de Campanar, lapida a una actriz por dar su opinión sobre la libertad de expresión. Claro que en los 80s había patriarcado, heroína, censura y palizas en casa. Yo me crié en un colegio del Cabanyal y puedo dar fe de ello. Casas tuteladas, reformatorios, atracos a navaja muchos días dónde teníamos que ir buscando la ruta menos peligrosa, y patatales dónde jugar a fútbol entre jeringuillas era el pan de cada día. Y mujeres que tenían que bajar con dos quilos de maquillaje para tapar un bofetón. Pero a nivel del arte, de la expresión, si fue una época mucho menos censora que la de ahora. Que os tenga que explicar a estas alturas que en 2023 encierran a titiriteros, cantantes y sigue en vigor la ley Mordaza tiene delito. Hay gente capaz de darle la vuelta a lo que se ha querido decir a costa de dejar su verdad impoluta. Quién tiene su colección de fieles que harán palmas con las orejas cuando su guía espiritual dicte su veredicto y seccione otra yugular sin escrúpulos. De esos hay muchos en la red. Mientras, al otro lado de las cosas me desbordan tus silencios. Y ya no importa nada más que lo que me empuja al mundo. Estaré toda la semana pensando en ese concierto de Quique González el sábado en Barcelona. En ese viaje, esas calles de la ciudad Condal, el reencuentro con Teko y Kiko y las dos horas llenas de pequeñas canciones ambulantes que recuerden lo que fuí con alguien. El domingo que viene será muy diferente a este, olerá a pólvora y a grasa. Y yo vendré vencido oliendo a alcohol y mugre. Por eso me adelanto. Porque seguro que ese día…ese día no tendré ganas de escribirlo. “Y todo lo demás… y todo lo demás qué importa…”



https://www.youtube.com/watch?v=s8Zi4yPQhoA

HABITAR UN DOLOR.

 






 

Habitar un dolor

es como pasear un largo invierno

huyendo de miles de paisajes fantasmagóricos.

 

A veces eso es lo único

que me dejaste: un fantasma

con el que hablo a dentelladas.

 

En ese hueco, marcado por los años,

me estremezco y me hiero

a partes iguales. Nada responde

sino el aullido temerario.

 

Te escribo desde las fauces del lobo,

cuando agoto el vaso y tu paciencia,

y me meto dentro del laberinto,

y me escondo detrás de la puerta del váter

huyendo de mí mismo, cobijado

en cientos de preguntas.

 

Pero tú no entiendes nada. Jamás entendiste.

Es una bola de nieve la que me empuja,

todas mis paranoias y mis pactos,

tus silencios arraigados, la temeridad

del sábado noche en mundos antagónicos.

 

Tú bebes para desmembrarte, luego te cogen

de la mano tibia y te besan,

te llevan de viaje, te hacen reír.

 

 

En una Polaroid queda enmarcado el recuerdo,

la infatigable verdad de los hombres

y el amor preciso. Gotas intermitentes

de placer o deseo. Y nunca estoy en esos planos.

 

Estoy viviéndote la vida aparte. Eso me pesa

como un verano invencible.

 

Todos valen más que yo, pequeños dioses

a los que amamantar. A ellos no les pones muros,

no les cierras la celda con llave,

incluso celebrarán tus cumpleaños –imagino-.

 

Todos me parecieron de carne o eso creo:

Pequeños dioses en la tierra.

Me haces sentir a kilómetros

de lo que alguien puede darte.

Me talas las piernas, me aplastas

contra el cemento. Ya me secaste el corazón

hace ya lustros.

 

Habitar el dolor y escupirlo

me va a costar perderte.

No conozco nada de ti: solo la angustia

a tus silencios.

 

Ya no conozco nada de ti en lo real. Sólo el poema

mantiene el vínculo:

la oración desnuda inquebrantable.


https://www.youtube.com/watch?v=NQZhHkeYuwg



martes, 13 de febrero de 2024

wc

 



 

Todos mis dioses y monstruos

muestran complacencia: 

una vaga esperanza

de resurrección. 


Y me despierto en mitad de la noche 

y veo un tren expreso a punto de arrollarme,

un sueño marginal, una luciérnaga

 al fondo del pasillo.


Pienso en los viejos amigos desdentados,

los que se perdieron (y nadie los trajo),

y hay un yonki debajo de mi cama

relamiendo yogures.


Levanto la frente marchita como Gardel

y un viejo póster de Maniática me engulle 

como la vida al desaliento, 

como la vejez al tiempo.


Me siento agotado, amarillento, 

descubro la persiana y solo hay letanías, 

farolas empezando a despertar, 

millones de periódicos en barbecho. 


Qué te he hecho madre? Qué profunda herida 

guardas en el pecho que no cicatriza?

 Qué me he hecho a mí mismo? 

Con quién disparo y recibo la bala, 

a cuánto está el kilo de angustia y disidencia?.


Entonces abro la tapa del váter y evacuo. 

Orín de dioses primigenios, 

vegija incontenible y magullada,

 ríos de penitencia y desconsuelo.


Me siento un pordiosero miserable, 

un tripulante sin barco ni timón, 

una palabra desechada,

 escupida a mis propios abismos. 


Entonces tiro la cadena 

y por fin me limpio de este mundo macilento.

 


martes, 22 de agosto de 2023

LA PIEDRA.

 




No quiero verte sufrir

en la misma noche que yo sostengo.


Deconstruirse, ser el mármol

y también la mano que lo pule.


Ser el barro, a pesar de todas mis contradicciones,

de nuestros puntos y apartes,

de mi pequeña burbuja itinerante

que ya no explotas.


No quiero verte sufrir 

en un año cargado de promesas vacuas,

de exilio y culpa, caparazón y tregua,


de todo lo que tú dispones a lo lejos

cuando estiras la intermitencia

y lo abandonas en la niebla.


Yéndome de ti toco el horizonte,

acumulo frases sin abrir,

canciones rotas y desasosiego.


Me mataste en el silencio

y en el silencio me encuentras:


he sobrevivido a la piedra


pero no me nombres

por si acaso.


https://www.youtube.com/watch?v=ZDk2aOe-IYA

martes, 13 de junio de 2023

GODARD





 Ser inmortal. Y después morir. Así atravieso duramente el folio cuando mis pies no saben a dónde ir y ni siquiera yo sé a dónde me dirijo. Cual es el precio a pagar por equivocarse continuamente? Cuantos callejones llenos de culpa y sarro hacen falta? Dónde buscar avituallamiento lejos de la ciudad dormida? Cuándo despiertas de la aberración de vomitarte encima a cada paso? Huyo de mí mismo y me evaporo. Veo un docu de Godard (el enésimo) porque este hombre es como un desfile de momias. "Siempre estaba en otra parte... Y no tanto en nosotros". Le pasa exactamente como a mí. Siempre estoy en otra parte, con mis cosas, mis letras... Y me cuesta bajar a la Tierra. Uno-dos-Uno-dos probándome de nuevo. A tragos. A sorbos. Voy a limpiar la sangre dónde antes escupa porque soy esclavo de la noche y de mí mismo y cuando pida ese Bailys en el Ermitá solo quedará un telón de fondo, una chica triste hablando con el camarero y un viaje de vuelta cruzando el paraíso que es mi ciudad desierta un martes noche. Vagabundeo entre las sombras. Disparo o reculo. Ni ella ya sabe explicarse con palabras. Y mientras te he traído a este texto entre gritos y vísceras. Me he traído de vuelta en el poema inmenso, en las ganas de alejarme. Porque en el fondo un teléfono disecado es un claro entre las nubes, los márgenes de tu conciencia ya están limpios y yo no tengo tiburones dónde bailarte el agua. El temor a sufrir excesos de vanidad contra una dejadez impertinente. Menudo cuento te has montado en Cinemascope. Todo y nada. Vuelta y media. Y yo... Yo ya no tengo el corazón en la boca (no me cabe).

miércoles, 15 de marzo de 2023

ECHÁNDOME DE MENOS

 

     




                                                          “Ser comprendido es prostituirse”

                                                                                                  Pessoa.

 

Me personaré, en el juicio deleznable de mi ser,

Contra mi propia vida.

 

Iré a caer a un bucle intermitente

De horas muertas y sufragios vomitivos.

 

Allí en el borde de una mentira, acariciaré

El éxtasis: la maldición que proyecto.

 

El estado físico de todas mis desesperanzas.

La lupa quemando la hormiga,

La paz desasistida, el desaliento.

 

La existencia del mal demudando los rostros

En veinte caracteres. Mi fragilidad

corriendo calle abajo desvanecida.

 

Desligar de la mano del útero del mundo

La mano tibia de lo que soy.

 

Lo que fui ya no debe juzgarse: proyecto de hombre,

causa perdida al menos digna.

 

Evadirse, más allá del sustantivo de los hombres,

de la canción primera.

 

Como un peatón en medio de Lisboa

echándose de menos.

miércoles, 8 de febrero de 2023

CONTRA MÍ MISMO.

 




Me he sentado en el borde de mi vida

-desmedidamente terco-

y he observado un vacío

que yo mismo habitaba.


Miro entre las rejas de mi infancia,

los viejos pósters de aquel cuarto,

la vidriera llena de gotas,

los vecinos y la temeridad.


Me niego a pensar que cuando caigan estas hojas

nuestro amor ya será polvo.


Miro en mis manos 

una grieta sin rumbo

pero ya sin culpa.


Nadie empieza de cero,

es otro ángulo, otra visión.

Quizá sujeta al ritmo inabarcable

de los tiempos muertos.


Conversaciones dentro de conversaciones

en un viejo patio que añoraba.

Los libros cada vez más secos, 

el bucle dentro de la intermitencia,

la pesada carga que acumulo:

yo contra mí mismo.


Nadie puede creer que esto me produce gozo.

Elijo tomar parte, fallarme

y renunciarte. Pero elijo

como quien derrama el vaso

y luego se excusa.


Soy, a través de mis cuatro décadas,

una mala respuesta, un fútil compañero,

pero jamás algo inmóvil, decadente.


Soy, azaroso destino, dueño de mis pasos

en este invierno desprovisto de respuestas,

en esta sucesión de interrogantes.


https://www.youtube.com/watch?v=NjN1t-lO94s