Me he sentado en el borde de mi vida
-desmedidamente terco-
y he observado un vacío
que yo mismo habitaba.
Miro entre las rejas de mi infancia,
los viejos pósters de aquel cuarto,
la vidriera llena de gotas,
los vecinos y la temeridad.
Me niego a pensar que cuando caigan estas hojas
nuestro amor ya será polvo.
Miro en mis manos
una grieta sin rumbo
pero ya sin culpa.
Nadie empieza de cero,
es otro ángulo, otra visión.
Quizá sujeta al ritmo inabarcable
de los tiempos muertos.
Conversaciones dentro de conversaciones
en un viejo patio que añoraba.
Los libros cada vez más secos,
el bucle dentro de la intermitencia,
la pesada carga que acumulo:
yo contra mí mismo.
Nadie puede creer que esto me produce gozo.
Elijo tomar parte, fallarme
y renunciarte. Pero elijo
como quien derrama el vaso
y luego se excusa.
Soy, a través de mis cuatro décadas,
una mala respuesta, un fútil compañero,
pero jamás algo inmóvil, decadente.
Soy, azaroso destino, dueño de mis pasos
en este invierno desprovisto de respuestas,
en esta sucesión de interrogantes.
https://www.youtube.com/watch?v=NjN1t-lO94s
No hay comentarios:
Publicar un comentario