sábado, 3 de noviembre de 2012

ventanas abiertas




































Has dejado en mi la huella imaginaria de la tarde,
la ventana abierta, el arrecife de tus ojos.

Ver como abandonas mi cama me huele a asesinato.
En mi mano el resto de tu pena para aquel
que sueñe ser inmortal.

Destrozarme en mil trocitos de papel
contra el mundo de ellos

abarcar entre tus piernas el gozo de estar vivo.

Te abrazo para ahuyentar la noche
-no se sueña sin peaje-.

Mientras, me descubres en el sótano
de mi ternura,

estoy entregándote las llaves
de mi ciudad prohibida.

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