lunes, 12 de noviembre de 2012

123.


































































Este es el tiempo que me ha tocado vivir,
no puedo deshacerme de él.

A tu pecho sedoso lo mal acostumbro,
te doy una víspera del amor
que puedo llegar a darte.

Como a ellas te diré
que dentro de dos años entenderás mejor
estas palabras.

Me drogo contigo y no de ti,
te dejo el corazón en los huesos
y hago que la ternura se estremezca.

Tú también eres dulce Bailys.
Y yo cada vez lo hago todo más simple:

Escribo más simple,
olvido más simple,
traiciono más simple.

Tengo que aprenderme los pliegues de tu espalda,
concentrarme, suavizar el ciego.

Tengo que darle otra vez al play
mientras tú duermes y yo sigo
castigándome.

Nos hemos quedado Pedro y yo en esta habitación
astillada y rota.

Esa ventana hará el balance de los daños:
el semen esparcido y los contratiempos.

El sexo, como la vida,
sólo es un cabo suelto, una tragedia.

Después, te veo hasta más limpia,
más entera. Cuando abras los ojos

ya me habré ido.

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