domingo, 7 de octubre de 2012

CALL ME.








"Pero tú lloras en el baño de al lado sobre una pared de cal
y yo solo te puedo besar en las páginas blancas
o cuando el horizonte se atrinchera de recuerdos."










Puede ser que ahora estés pensando en mi
y yo me vaya a pique en los siguientes tres versos:
amor que se cae de maduro, rendición
a una cama deshecha y deshumanizada,
control automático de tu ausencia.

En las grietas de tu madurez he sobrevivido,
lo sé porque me lo dijiste el Jueves.
He cumplido todos los pactos del vértigo,
he sabido renunciar, someterme a tu naturaleza
desposeida de materia,
de loba de mar aniquilada en otros brazos.

Ya no te hago el amor en esos cuerpos
-hoy los envidio- y me aplasto contra el sueño:
no puedo quererme si no es tu flujo
el que vomita tempestades
en mi pecho.

Voy a rastras por el cementerio de tu cuerpo,
en mi retina voy dejando nichos polvorientos
y soledades cotidianas.

Dentro de mi todas tus habitaciones revueltas
y el único miedo de las cenizas de ayer
sabiendo que pudimos
no habernos conocido nunca.

Ego te absolvo cuando me pides que nos mantengamos
y seis manillas del reloj presienten la tormenta:
me devolviste al mundo de los muertos
y te pesa mucho rescatarme.

Cien poemas en el ático. Tengo todo un domingo
para volver allí donde me amaste
con la única certeza de que fuimos libres.

Hoy un poco más cansados, desangrándonos
con un margen de distancia.

Tampoco es que haya cambiado demasiado
ayer le decía a una mujer
hueles a soltera desde hace dos kilómetros

y la noche se abría en esas líneas de cinismo
y no eran tus manos sino las suyas las que me sujetaban
en el filo.

Call me, cuando te canses de amores baratos,
de seducciones a la carta. Call me
cuando se te caiga el techo reubicándome.

Dime dónde estoy, a que parte de tu flaqueza
he de pedirle hora. A quién he de dar parte
en esta procesión libinidosa y terca.

Call me cuando ahuyentes tus demonios
y me necesites en tu drama.

Dicen que te perdí y que me perdiste. De tu venganza
saqué lo más bonito de mi ser: tú sobre mis ruinas,
la huella que me pedías.

Cambiaron las tornas, hoy soy yo el que te está buscando
en más de cien poemas y laberintos
a medio gas entre finales de septiembres
y promesas a euro.

Desde aquel Madrid me quieres mucho más
y me amas sólo un poquito menos.

Call me porque necesito estar contigo
a un palmo de tu rostro

y ver como han envejecido

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