martes, 10 de julio de 2012

LA TRISTEZA DE TUS OJOS SIN MI.








Dedicarte un sueño y sentir oscuridad inmensa,
tratar de evitar la fuga por el sumidero
de mis versos,
entablar un juego de dramas y caballeros,
pasear por las mismas baldosas amarillas,
despertar en ti, ahora que pareces dormida,
que me engulliste hace ya tiempo.

Quiero tantas cosas que suelo resumirlas.
Ya no bajo las escaleras de tus ojos de dos en dos,
ya no cometo el error de la sorpresa, la vigilia
bajo de tu Imperio en esas noches mustias,
ya no compro dos cervezas por si acaso,
ya no aparezco disfrazado para tu fiesta,
ya no es mi boca contra el mundo.

Digerir que a otro amor se le da por muerto,
contemplar el cuerpo de una ciudad desmoronada
cayendo entre mis manos, en mis grietas,
supurar cada grito que me callo,
cada delito que no cometo entre tus piernas,
explicarle al torso de mi cama por qué vistes de hielo
la fuente de la que me viene el frío,
deshojar las cartas que valían algo,
las trampas que sonaban sinceras
en la ecuación del nada es para siempre.

Te miro y sólo yo me reconozco
en la tristeza de tus ojos sin mi.

Todo se fue contigo pero ya no tengo veinte años
aunque esta vida de bohemio diga lo contrario

y antes de encontrarte yo ya supiera
que vendría a morir aquí

donde tú ya no llamas.

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