Para mí la noche no cae, se abalanza.
Las canciones no me ayudan, me sostienen.
La carne destemplada no es el sustento sino la
causa.
Tengo una casa en ruinas desde que sueño con la
muerte
Fuera de tu jurisdicción, tan fuera de control de
tu prudencia
Te pregunto ¿dónde has aprendido a asesinarme tan
poco a poco?.
Para mi no tiene secretos la noche,
Juego a deshacerme en su tonalidad de grises
Como un acto teatral, una semilla en duelo que
precede
Al nacimiento del niño muerto. Yo juego a
descubrir secretos
Debajo de la estúpida avalancha de preguntas de
esos déspotas.
Someto al hombre, martirizo a sus madres,
colecciono mujeres fatal
No puedo escapar de mi transparencia,
llego hasta la orilla del barranco donde yaces
y esperas que como un héroe ataje hasta tu centro.
Pregúntate cuantas veces tus ojos han querido
volver.
Pregúntate cuantas mentiras de camino a casa
tienes a mano.
Avería y redención. Sonata de invierno resbalando
por tus juicios.
Ahora entiendes el por qué de esta miseria.
Ahora sabes por qué escribí despacio en la
tormenta.
Ahora sabes por qué la ciudad es redonda y nos
caemos.
Ahora, después de mil aventuras conmigo, de subir
esa escalera
De palabras que me acoge siendo niño y me devuelve
hecho un trasto.
Ahora que estás al otro lado, entiendes ya el por
qué de nosotros o ellos.
Soy lo peor de lo más bueno, el amor a deshora.
Soy el llanto de la mujer precipicio que
secuestras,
La eterna duda que te cierne cuando abres esa
puerta,
El poema que se ha quedado en blanco y quieres
retomar,
El regalito de medianoche, el pobre en tu limosna,
la voz de tu oreja.
Soy, consciente de que ya no llueve adentro, todo
un mundo de sombras.
Si señor. Mierda buena en un mundo de mierda al fin.
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