miércoles, 25 de enero de 2012

FLORES Y MIERDA.







Yo quería escribirte el poema más triste del mundo.

Hablar de noches que palidecen,
de ojos que retornan de su llanto,
de distancias insalvables, de silencios
que engendran más silencios.

Yo quería jugar. Del intento del niño que fui
a las palabras que supieron ser de nadie,
descolgarme por tu falda como un suicida
peleando el invierno en que me faltas,
enseñandole los dientes a la vida
-pulcra mujer que me interroga los domingos-.

Yo quería un tren y una cometa y un poema
-el poema lo recuerdo sometiéndose en tus labios-,
una verdad a medias, un intento de tristeza,
una estación sin esperas,
un desencuentro.

Yo quería decir no a la vida un martes mientras
la cama sepa a estancia y la acompañes
de la mano hasta el colegio.

Yo supe por tus ojos que existía.

Y por eso te regalo estas flores y mierda.




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