miércoles, 6 de enero de 2021

DORMIDO ESTÁ EL LEÓN.

 





Llevo la marca del hijo muerto

como paseo tu nombre

contra el folio.


Aplastado en la memoria

aquel recuerdo viudo y decadente.


Soy un cementerio de nostalgias

y cuerpos imperfectos.


Pero la selva es demasiado oscura,

devastado el cielo raso,

paisaje en ruinas, la sangre

evadida de los poros.


Hay, en el centro de la tierra

un punto negro, una visión.


Allí dónde se tocan los extremos

el vacío no se enciende 

y el hombre es solo un simulacro,


una canción prohibida

en mitad de la noche.

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