Ya no somos jóvenes pensé
qué importa nadie va a notar la diferencia.
El leve martilleo de los cuerpos apurándose,
tic-tac como la sombra que acaba desapareciendo
tras un hálito de vida y mancha.
He pagado tres meses de alquiler en tu cuerpo
-no preguntes dónde- podemos masticar
comida congelada sin cubertería,
apurar las últimas horas de un domingo,
deshacerme sin prisas en el volcán
de tu estómago.
Caminaba sin rumbo si acaso entre ruinas,
cuando te quieres dar cuenta
ya has rellenado el pasatiempo,
han cerrado la vieja paraeta, los amigos se casan
y tú sigues cenando amores con pan duro.
Te das cuenta que los grandes discursos
se te dan mejor en otra boca,
que hay laberintos que no se recuerdan,
pechos descubiertos, sueños que se maman
como si alguien viniera a rescatar
los sexos olvidados.
Vivir en aquellos cuerpos fue
una desesperanza continua.
Hay amor, siempre, un punto de partida,
una canción que retorna, un cowboy de medianoche
aferrado a las últimas luces de la vieja herida,
cabalga ebrio por el horizonte de esas piernas
como si el mar ya no pudiera devolverme
jamás a aquella orilla.
Tras de sí, la grieta y la piedra
contra el huracán que ya no recuerdas,
todas las leyes del deseo que escondimos
mientras me destruía y me negabas
en la explosión del poema.
me gusta como escribes
ResponderEliminarmuchas gracias. puedes escuchar algo de mi música por youtube "charly efe" si no por aquí voy dejando cosillas.
Eliminarmuchas gracias. puedes escuchar algo de mi música por youtube "charly efe" si no por aquí voy dejando cosillas.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarGracias a tu poema " el muro" conocí a mi hombre ideal..
ResponderEliminarGracias a tu poema " el muro" conocí a mi hombre ideal..
ResponderEliminar:)
ResponderEliminarIntento escribir y acabo leyéndote
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