Hay un pájaro en llamas
que desciende del cielo violeta,
produce graznidos y aleteos en espiral
produce graznidos y aleteos en espiral
y hay una boca abierta que es un pozo dónde
me lanzo de cabeza
y se rompe el cántaro
y emano mucha sangre
y ahí nace la cicatriz
y el velo.
Hay un pájaro en llamas
en mitad de la noche desnuda,
sobrevuela el vacío, balbucea y despierta
en el nido perpetuo de la desolación,
aves nocturnas en procesos de arcilla,
pequeños puzzles rompiéndose
y migrando y
reconstruyéndose en nada
productivo.
Un pájaro en llamas
para la tibia esperanza que acecha,
para el futuro roto por las deudas.
Mataré al pájaro sin duda,
dejaré el banco solo,
la ausencia beberá de esa copa,
la vieja Europa en tus ojos limpios
deshaciendo los imperios,
abriendo el desierto, la inclemencia
y el lastre
que soy yo cuando te escribo,
cuando me asomo
y nunca hay nada.
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