Te vi. Te vi y lo supe. No hay tregua
bajo los párpados del invierno,
bajo el manto impetuoso de la nostalgia.
Tu silencio nunca fue un bálsamo.
Haces de mi, canción y escucha,
niebla y procesión.
Nos conocemos como el agua y el espejo
pero nunca te abrazo herida
yo te dejo pasar
te dejo pasar hacia esos templos.
No me reconozco en tus idas y venidas,
entre tus otros cuerpos
y poemas sedentarios.
En tu boca sinopsis: fui lo que envejeció
sin tu tiempo.
Se me salen por los ojos
mis vergüenzas. Déjame tirado en la
cuneta,
aprieta dónde duela.
Perdóname por abrirme a la noche
de cuajo y entre bosques
por ensuciar la línea que nos une,
el cordón umbilical cada vez más roto.
Ya no me admito. Tú tienes la brújula
y yo sigo anclado como una fría espina
que no cede. Mar y soledades de cera
para quemarme vivo
cuando no estés definitivamente
y haga de otros este viaje
sin ti.
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