lunes, 22 de abril de 2013

LICENCIAS.





































Tú me descolocas.

He tenido que agotar
el saldo del tiempo
que no pasé contigo

para reconocerlo.

Tú me descolocas.

Navego desnudo en la profecía de tus ojos
hechos de sangre, arenas movedizas
y reproches.

Sobre mi cama sonríes
con tu capa de sábado triste
y vida con licencias:

soy –dices- una mancha en tu júbilo,
me quedé despierta en tu sueño lascivo
y no me atreví a detenerlo.

Fue, de una manera u otra,
una manera de desguazarnos mutuamente:

yo me quedé las goteras y los pactos,
tú un centenar de poemas inseguros.

Ha quedado un vacío inmenso
entre lo que quise ser contigo

y este olor a mierda.



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