viernes, 9 de marzo de 2012

DERECHO.





He tenido la suerte de escribir los versos más tristes que tu boca pronunció, luego vino lo de dejarme ir entre calles llenas de silencio y prostíbulos sedientos. De todo quedó la nada y una vigilia a medio hacer que siempre me ronda. Los penúltimos nunca se fueron y esa es la razón de que cierre tantas calles. 
Yo sólo tenía que mover los labios para parir un poema, tú sólo tenías que cerrar las piernas para darme por vencido a la vida. Pero la vida está encabezando una revolución y una mujer está saliendo de tu vientre. Estás dejándote hacer al futuro, estás invirtiendo una tristeza que se hará de fuego para la carne. Mientras tanto superviso tus faltas e intento cuidarte a través del espejo público. 
Veo tu amor impregnando mi mejilla y mi mirada al vacío como queriendo congelar el tiempo. Van a pasar las modas y no voy a poder detener el ciego, pero yo seré fiel a tu ventana si algún día vuelves a creer en mi. Van a pasar las modas y tendré que pronunciar salmos en otras bocas, cobijar sueños en muchas camas, redimirme y someterme a la ley del deseo. A la inequívoca verdad de que el hombre-luz que me guía no pudo parar ese amor tan fiero y desquiciado, y al volver del teatro todo vale y más sabe el poeta por tierno que por constante. 
Ahora me ha tocado claudicar cuando quería salir, me han quitado la máscara y he recortado cinco rollos de película. Ahora me han puesto una nariz postiza, y tocándome los labios me han sugerido que hay una puerta al final de mi esperanza. Pírate y todo sabrá mejor cuando lo escribas… Pero yo nazco un 29 de febrero cada día, cuando esas zorras saben como pisotearme el trasero y cobijan mi rendición en esos labios inefables, llenos de mentiras y corsés. Me han bastado dos semanas para conocer lo frágil que eres, para despedirme de ti sin guerras. Ahora ya sabes quién soy al otro lado del teléfono, pero nunca a ese lado de la cama. Ocho cifras en el espejo del baño y en un poema a mitad me basta para desnudarme. Lo de tus ojos siempre es pánico. De lo demás, puedes quedártelo todo, porque tu mentira es preciosa para otros, seguro, y mi camino tiene las horas contadas. 
Todos escriben, todos saben que yo escribo. Todos me juzgan y ya empiezo a estar cansado de hacerme el triste. Hasta ella me cansa, cuando juré que volvería a ser de piedra y destriparme sólo a ratos. Me cansa porque la traigo en una orilla para mi, intacta, resurgida entre olas y  resquicios, y la voz de Robe me la trae vestida de alquitrán para mis sueños. Pero ella nunca. Y nunca tiene cada vez menos palabra. Y sus ojos me escupen día sí día también, y el hombre circula por inercia pero ya cada vez tiene menos culpa, y suele desgastarse para ellos aunque el circo no lo vea del todo.
 ¿Qué queréis de mi? Si nada me guardo. ¿Quieres saber cómo tengo la polla? Mi polla es una cruz errante que se maltrata contra el tiempo cada vez que sudo a solas y la cama parece un crucigrama. Señora muerte, pase usted primero. Porque me he hecho misógino y le debo una. 
Y si puede llévese a esas ratas inestables que martillean mi corazón sin detenerse. Me han bastado dos semanas para salir del ring, y ahora sé que sólo yo peleaba en el rectángulo. Encontrarás otro poeta de bolsillo. Yo no encontraré otros cuerpos, porque mi amor en esos cuerpos ya no cabe. Odio y firmeza ante la nueva desesperación del finde.  Ese, ése que véis vilipendiado soy yo. Y no tengo llantos ni correos en la puerta. No sueño veleidades ni rompo hímenes. No, ya me he quedado estéril. 
Era la mujer un precipicio para mi poesía pero ya no sé caer de pie. Si mojabas, era antes. Si yo podía haceros reír, era por cortesía. Si nadie me deja hacerla feliz será por algo. Cobardes. Yo por lo menos caigo. Y una vez se besa el suelo ya no se aprecia el labio. Hoy es una noche preciosa para irse. Tengo las lágrimas atadas. Y la noche está llena de nudos, de tragedias griegas. Sólo yo tengo derecho a mi tristeza. Putas y borrachos. No tenéis ni idea. Caerá la noche en Manhattan pero yo estoy en Valencia. 
Avería y redención para esas hienas.




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