Se extiende el rumor del
mundo como un cáncer,
la soledad indispuesta, las
ojeras,
las películas inacabadas
debajo
de tu cama intrusa.
Se extiende el rumor de que
mañana
vegetarán los cuerpos,
desfilarán los labios
que jamás pudieron ser de
nadie,
se rebelarán los infames
amantes
derruidos con tanta
ineptitud.
Se extiende el rumor como
las notas
de un piano clásico, se deja
ver
bajo las huellas del teatro
que quisimos construir,
puente de plata hacia el
exceso,
pasillo por donde baja mi
memoria
ávida de equipaje, sedienta
de futuro.
En tus ojos se estaban
desangrando dos palomas
que olían a sangre desde el
primer encuentro.
Se extiende el rumor pero no
llega,
se hace cruces con la cruda
realidad pero tampoco
sueña someterse, se hace de
carne
en la matanza de tus
piernas,
en el camino por tus senos
que desabrigan mis manos.
Se extiende el amor, se
atropella,
se desenvuelven aquellos,
pero éstos,
varados por el tiempo, sólo
se intuyen.
Y sube una marea por mis
ojos
sabiéndote cómplice del
cambio,
heredera natural de mi
naufragio.
Se extiende, a lo lejos, una
tristeza inconfudible.
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