UNA DE LOS NUESTROS.

Jamás una muerte
me tocó tan de cerca.

Fue como si se abrieran los extremos
y un vacío doloroso
me tendiera la mano.

En ese círculo de arte y sarro:
todo lo que cabe entre el tiempo y el humo.

Cómo olvidar aquella noche
entre litros y raps. Los pies de la Alhambra
bendiciendo a los poetas.

Tu partida fue como perder aliento,
una carga a cuestas, una turbia venganza,
a una de los nuestros.

Que tu muerte parezca una injusticia
predecías en aquellos versos misericordiosos.

Les queda grande el rezo,
dejaste una ciudad vacía

sin rastro de ese arte, de ese pulso a la vida
que sigues sosteniendo.

Y cuando cruzo el Sur y admiro esos grafitis
con tu rostro,
te recuerdo peleando las páginas de un libro,

y no puedo detenerme, amiga,
tu música consuela a los abatidos huérfanos,
el reloj de la historia admite la culpa

y me entrego al poema

contigo dentro.


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