miércoles, 19 de agosto de 2015

LUCÍA.









Hija nacida en tempestivas olas
Fruto del amor y la ternura,
Desliza el suave tacto de la vida,
Siente la materia en su apogeo,
Abre los ojos y respira calma.

Tardarás en comprender a los hombres,
El ruido que avanza con la juventud,
Los cuerpos desolados, las intrigas,
Irás conociendo paisajes y rutas,
Esperanzas y décadas bailarán
Cogidas de la mano de tu hermosura.

Todo será eterno mientras dure,
Todo será semilla y espuma
en el mar que avive tus impulsos.
Naturalezas vivas en tu boca,
Frutas prohibidas que escoge la infancia,
miedos y piedras, pasos en el vacío
como una larga espera temeraria.

Hoy Lucía, vienes al mundo
Entre vísceras y lágrimas, en armonía
Sujeta al vientre que quiero tanto,
Luz de la mujer que esperaba vuestro encuentro,
Madre y parto, serenidad y calma,
Lecho y nido hasta el fin de los días.

Pero para ti también llegará la noche
Y las palabras y las celebraciones,
Y la cascada de vida fluyendo por los poros,
Y los aniversarios, la memoria y el sexo,
Y el tiempo amigo, y los recuerdos
Y todos empujaremos tu alegría.

Porque hoy ha nacido tu sombra
Y con ella el primer paso de tu largo camino,
Sólo tuyo, carne y fuego, fértil,
Pasto de las lluvias y este siglo,
Manantial de nuevas vicisitudes
Y aventuras temerarias.

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