viernes, 3 de febrero de 2012

PAN Y CIRCO.









Cuando necesito de tu abrazo
siempre estoy solo.

Cuando más hambre tengo
nada me alimenta.

A quién le debo una disculpa,
si de tanto romperme por dentro
se me sale el corazón por la boca.

Quién desatiende mi vigilia,
quién me acuna en este sórdido domingo
de traiciones y paseos vacíos.

La rosa de los vientos –dices-,
ya viraste conmigo, todo se destruye
cuando todo lo que soy está en tus ojos
y no sirve.

Ni siquiera quiero hacértelo,
me flagelaba en las arrugas de la cama
y el pantanoso tiempo en el que respiro
de mi mismo, de mi conducta.

Necesito un abrazo me contesto
pero las horas pasan implacables
y la mujer del sueño me despierta
en seco.


He de marcharme urgente,
manda un mensaje, pégate un tiro,
dile que la quieres como si mañana
lo prohibieran.

Separa los mocos de los llantos,
envuélvete en la sábana,
cambia la emisora,
sécate el sudor.

Para qué si después de la droga
seguirás ahí,
porque tú no cambias,
porque si cambias es para dejarme atrás
y si corro detrás de ti siempre es
Para tropezarme.

Ya sólo me dueles. Sólo te proyectas
De la misma manera que una mujer cualquiera
Puede cogerme de la mano cualquier jueves.

Ya no somos nada más que pan y circo.



Sombras en el corredor de la muerte,
borrachos en el sobrecogedor resumen
del pasado, donde tú me apurabas creyendo
que todo iría mejor sin ti.

Pero cómo va a ir mejor
si después del verso sigues intacta,
si cuando cierro la semana contigo
se abre el amor de la ciudad
como la virgen de las putas,
la caricia prestada, la amable
mano que todavía me sujeta.

Abrázame. Abrázame fuerte
y no me niegues.

Diles que todavía me amas,
yo te creeré, haremos el amor,
retomaremos el viaje, comeremos de los restos
de lo que fuimos y todo dará igual.

Serás una suma de conciencias,
una traición como la que escondes ahora,
una mujer kamikaze bajando por mi boca.

Serás un trozo de aquélla en la que
Nunca creíste, la que también me sirve.

Me darás la vida. Te subirás a la cola del viento,
sin equipajes ni martirios, sin preguntas ni
reproches.

Te devolveré,

exactamente
tuya.



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